-Acabo de leer un libro precioso, príncipes con armaduras, doncellas en peligro, plebeyas convirtiéndose en princesas...... -
-Cuéntame más - le dije
-Pues ya sabes, esas historias de amor que se leen en los libros, esos besos que se ven en una película romántica y esas historias de chica conoce a chico, se enamoran y no todo es de color de rosa hasta que termina la peli y los es -
-¡Bah! Eso no existe, sólo es producto de tus fantasías -
-Te digo que sí, y pienso sentarme en este banco a esperarlo aunque tarde toda una vida -
-No puedes sentarte a esperar a tu chico perfecto, eso sólo pasa una vez cada 300 millones, y no te va a pasar a ti -
-Pues yo no me pienso mover de aquí -
-Esta bien como quieras pero yo me marcho, no me voy a sentar aquí como una idiota -le dije.
* * *
Al cabo de tres días, aún seguía ahí sentada.
Y pasada una semana.
Y un mes.
Y.... Me decidí a ir a hablar con ella, no quería que desperdiciara así todo su tiempo.
-Hola, ¿aún sigues ahí sentada?
-Sí
-¿Y ha pasado alguien interesante?
-Pues aún no
-Ya veo, y tú no vas a perder la esperanza de que te encuentre, ¿verdad?
-Así es
-¿Y no sería mas fácil salir a buscarlo? Yo que sé, probando probando al final habrá alguno que te guste
-No lo creo
Contestó tan decidia que daba miedo, pero no me iba a dar por vencida, no se podía marchitar sentada en ese banco.
-Esta noche iremos a dar una vuelta, quizás te apetezca venirte, seguro que hay alguien que te llame la atención. Venga vamos que no es tan difícil
-Claro que sí lo es -me contestó,- como tú ya lo has encontrado
-¿Yo? ¿Encontrar a quién??
-Pues a tu mitad, a quién va a ser, a tu príncipe. Lleváis tanto tiempo juntos que es imposible ya imaginaros por separado, aunque....
-¿Aunque qué? -le espeté.
-Pues, bueno no es asunto mío, pero....no se, últimamente no se os vé mucho juntos.... -me miró con indecisión.- ¿Es que ha pasado algo? ¿Por qué?
-¿Por qué? -la ira encendió mis mejillas- Porque ni el amor se parece a los libros que lees, ni el primer beso es igual que el de tu peli favorita -ella me miraba incrédula. -¡Así que deja de darme la lata con tonterías y fantasías, estoy harta!
Me alejé de allí a toda prisa, la muy idiota aún esperaba que su príncipe azul apareciese en un corcel blanco y la rescatase de este pueblucho de mierda, pues iba apañada.